Al final, el equipo de gobierno de Sagunto ha culminado la infamia: ayer por la mañana, la maquinaria pesada de la empresa adjudicataria de las obras de urbanización del Borde Sur arrambló con todo, destruyendo el último vestigio que quedaba en El Puerto del Trenillo, y con él, una parte más de nuestro patrimonio y nuestra historia.

Hablamos de la antigua estación de Trenillo, la cual hace escasos días nos preguntábamos si iba a ser respetada. Así parecía, dada la evolución de unas obras en las que se había removido todo el terreno —con algunas talas abusivas— y limpiado la zona inmediata a la estación sin tocar un solo ladrillo de ésta. Pero se ve que al final han cambiado de opinión, y todo el andén y el muro posterior han ido por los aires.

Una vez más, resulta evidente la distinta vara de medir que utiliza el equipo de gobierno del PP cuando se trata de patrimonio saguntino o de patrimonio porteño. Allí, a los pies del Castillo, cualquier vestigio arqueológico paraliza o modifica una obra, como ocurrió con el acondicionando de la avenida del País Valencia o en la Morería, con indemnización millonaria incluida. Aquí en El Puerto, valgan estos dos ejemplos: el PP de Silvestre Borrás ni se inmutó cuando Conselleria decidió derribar el antiguo Colegio de Begoña en lugar de rehabilitarlo, como estaba previsto; y el tripartito de Gloria Calero fue quien nos derribó la antigua Escuela de Aprendices.

Ahora el concejal de Urbanismo, el señor Muniesa, criado a escasos metros de la estación del Trenillo, ve con absoluta indiferencia cómo desaparece otro elemento emblemático de nuestro patrimonio industrial. Seguro que el delegado de Patrimonio Industrial, el señor Vayá, con la «diligencia» que le caracteriza, ya ha tomado buena nota de todo lo acontecido para que no vuelva a suceder. Al paso que vamos no le va a quedar patrimonio del que ocuparse…