SOBRE VIAJES Y LA DIFERENCIA DE TRATO HACIA EL PATRIMONIO – Eduardo Márquez (Presidente de IP)

 

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 Entre mis múltiples aficiones existe una que de verdad me apasiona, viajar. Ya sea con amigos, con mi pareja o en familia, siempre que aparece un hueco en la agenda, por pequeño que sea, se debe aprovechar el momento y disfrutar de otras culturas, costumbres, comidas o anécdotas que ya quedarán para futuras conversaciones recordando cada instante.

 Durante estos viajes, casi siempre nos solemos fijar en todo lo que nos rodea, digamos en aquello que es material, aunque personalmente me gusta saber quien o quienes han sido los encargados de, por ejemplo, mantener limpio el lugar o de cuidar el patrimonio cultural y artístico y sí, me estoy refiriendo a los gobernantes.

   Es cierto que solemos viajar a grandes ciudades, capitales de países o zonas que están muy preparadas para recibir millones de visitantes al año, pero en este caso concreto me quiero parar en un viaje que realicé a Polonia y en el que recorrí los lugares más recónditos e ignotos, horas y horas de tren parando en sitios que tenían un denominador común: el respeto y el cariño que tenían sus habitantes hacia su patrimonio.

   Es por ello por lo que, si en algo destacaron estos pueblos polacos fue el amor que precisaban a sus raíces y esto invita a la reflexión aquí, en El Puerto ¿Se está haciendo todo lo necesario por potenciar y preservar el patrimonio industrial? La respuesta parece obvia, no. Pienso que no nos están mostrando nuestro pasado o no quieren que se sepa. Sí, me refiero a que desde Sagunto no quieren que desde El Puerto desarrollemos una identidad propia y claramente diferenciada, no somos un pueblo que va desde el mar a la montaña, tenemos nuestra propia historia, nacida en 1902.

   Negar la identidad porteña, por ignorancia o simplemente por mala fe, no es más que negar la realidad. A muchos políticos se les llena la boca de aperturas inmediatas como por ejemplo la Nave de Talleres, el Horno Alto, que sigue cerrado a cal y canto, y el Pantalán hundiéndose y tocando fondo, quedándose como símbolo del abandono porteño. Pues bien, volviendo a los viajes estas son las cosas que echo de menos aquí, que existan unos dirigentes que se preocupen de verdad por sus emblemas históricos más destacados y que luchen por su conservación para dignificar la historia porteña, y también para abrir nuevos potenciadores de turismo, en este caso industrial, y atraer a más personas a que conozcan lo que ocurrió en los 120 años de historia de El Puerto.

   Como ven, cariño, amor y respeto son las palabras clave de este artículo de opinión. Desde Iniciativa Porteña nos empeñamos en mantener nuestra posición y en creer que El Puerto tiene un gran potencial, pero el paso del tiempo hace mella en todos esos símbolos que en la actualidad se encuentran abandonados y erosionándose con el inevitable paso del tiempo. Si a todos los lugares a los que viajan notan que se cuida el patrimonio… ¿Qué ocurre en El Puerto?

 

Eduardo Márquez Fuertes

Presidente de Iniciativa Porteña

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