El Barrio Obrero de Puerto Sagunto, constituye un grupo de 115 viviendas unifamiliares en planta baja adosadas, con jardín y patio interior, construidas durante los años veinte del pasado siglo por la Compañía Siderúrgica del Mediterráneo (CSM) para albergar a sus obreros y empleados.

 La vivienda situada en el nº 120 de la calle Poeta Llombart, es de las pocas que ha escapado de la venta y posterior reforma y/o modernización; de hecho esta es una de las escasas viviendas que prácticamente mantiene la distribución original, ya que la inmensa mayoría de las que componen el barrio han sufrido diversas reformas que han distorsionado en mayor o menor medida su fisionomía. Posee tres habitaciones exteriores y otra que da al corral o patio interior trasero, además de retrete, cocina y un habitáculo junto a esta y el patio a modo de despensa o trastero, situándose en la parte frontal el jardín.  En su época reunía unas condiciones de habitabilidad superiores a las otras viviendas obreras del momento. Corresponde a una promoción empresarial acorde con la época que dentro de la sencillez imperante, destaca el cercado de los vanos y arcos escarzados de su fachada, procedente de las edificaciones industriales y ferroviarias de la Compañía Siderúrgica y Minera; un detalle funcional y a la vez decorativo es el de las ménsulas o canes simples que sostienen los aleros de las techumbres a dos aguas.

Desde SP se promovió su adquisición durante su etapa de gobierno para convertirla en Casa Museo, en homenaje a los miles de obreros que levantaron nuestro pueblo, recreando una casa típica de la época correspondiente a la primera mitad del siglo XX, creando un añadido más para nuestro Patrimonio Industrial.

La idea es que nos transporte en el tiempo a la vida cotidiana de una familia obrera, que mediante la adecuada ambientación con los avanzados métodos audiovisuales se podrá escuchar, ver, e incluso oler cómo transcurría un día en la vida cotidiana de una familia en los años anteriores y/o posteriores a la guerra civil. Elementos tan singulares como la cocina o el dormitorio o el popular patio interior o corral, serían recreados para situarnos en la época con total facilidad y recuperar así el legado patrimonial  de nuestros antepasados.

Pasado el tiempo y a pesar de haberse tramitado la documentación necesaria incluso con el cambio de uso de vivienda de residencial a cultural el alcalde sigue teniendo paralizado este proyecto (a pesar de los compromisos con la propiedad) sin molestarse en presentar escusas.

En nuestro Patrimonio Industrial todo o casi todo está por acabar o por hacer, esto es uno más, quizás uno de los elementos más sencillos de poner en marcha y quizás el que mayor arraigo social y cultural puede tener en Puerto Sagunto. La pregunta es ¿Hasta cuánto tendrá que esperar la Casa Museo Obrera?