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4 respuestas
¡Hola Ángel! Acabo de verte tendido y no podía creer que no me contestases, que no tratases de retenerme un poco más, como siempre, para alargar la que debía ser una breve conversación, esa que se producía al cruzarnos en la calle y que tú tenías la virtud de dilatar y someterla a tu ritmo, a tu paciente y relajado ritmo.
Angel: Sabías que eras el decano de IP y te gustaba que te lo recordasen. <> decías cada vez que te juntabas con Ainhoa y, efectivamente, Ángel, eras el más mayor. ¡Perdón! el menos joven. Tú sabías que esa edad te daba el título de padre y abuelo de todos nosotros y, por favor, reconócelo, te gustaba alardear de ello y te sentías orgulloso del amistoso respeto que te teníamos. Eras el padre y el abuelo, pero a la vez el amigo de esfuerzos, de trabajo y de trastadas, el que contaba chascarrillos, el que tenía siempre alguna palabra para todos. Eras un amigo muy especial, ya sabes que hasta los más pequeños te adoraban con delirio y que a uno que tú y yo conocemos bien, José Alejandro, en cuanto te veía tenía que ocupar el asiento al lado del tuyo para que le contases algo de tus vivencias, sobre todo desde que te convertiste en estrella del cine.
Cuando esta tarde ha sonado el teléfono y me han dado la terrible noticia de tu fallecimiento mis ojos se han empañado de golpe y una ligera sensación de ahogo ha oprimido mi garganta. La línea de la vida no perdona, pero tú parecías incombustible y que tenías un pacto para que el tiempo se detuviese a tu alrededor. No ha sido así y a estas horas estarás allá, en algún sitio donde está la gente buena, gente como tú. Seguro que desde allí seréis muchos los que sigáis luchando por nuestra causa y defendiendo a nuestro pueblo. Dales recuerdos a los buenos porteños que llegaron antes que tú, saluda a Vicente, a mis padres, a todos. Diles que aunque ya no estéis en este mundo, vuestro recuerdo y vuestro legado pervivirá por siempre en nosotros.
Eduardo Alberola
¡Hola Ángel! Acabo de verte tendido y no podía creer que no me contestases, que no tratases de retenerme un poco más, como siempre, para alargar la que debía ser una breve conversación, esa que se producía al cruzarnos en la calle y que tú tenías la virtud de dilatar y someterla a tu ritmo, a tu paciente y relajado ritmo.
Angel: Sabías que eras el decano de IP y te gustaba que te lo recordasen. «El más viejo y la más joven de la lista» decías cada vez que te juntabas con Ainhoa y, efectivamente, Ángel, eras el más mayor. ¡Perdón! el menos joven. Tú sabías que esa edad te daba el título de padre y abuelo de todos nosotros y, por favor, reconócelo, te gustaba alardear de ello y te sentías orgulloso del amistoso respeto que te teníamos. Eras el padre y el abuelo, pero a la vez el amigo de esfuerzos, de trabajo y de trastadas, el que contaba chascarrillos, el que tenía siempre alguna palabra para todos. Eras un amigo muy especial, ya sabes que hasta los más pequeños te adoraban con delirio y que a uno que tú y yo conocemos bien, José Alejandro, en cuanto te veía tenía que ocupar el asiento al lado del tuyo para que le contases algo de tus vivencias, sobre todo desde que te convertiste en estrella del cine.
Cuando esta tarde ha sonado el teléfono y me han dado la terrible noticia de tu fallecimiento mis ojos se han empañado de golpe y una ligera sensación de ahogo ha oprimido mi garganta. La línea de la vida no perdona, pero tú parecías incombustible y que tenías un pacto para que el tiempo se detuviese a tu alrededor. No ha sido así y a estas horas estarás allá, en algún sitio donde está la gente buena, gente como tú. Seguro que desde allí seréis muchos los que sigáis luchando por nuestra causa y defendiendo a nuestro pueblo. Dales recuerdos a los buenos porteños que llegaron antes que tú, saluda a Vicente, a mis padres, a todos. Diles que aunque ya no estéis en este mundo, vuestro recuerdo y vuestro legado pervivirá por siempre en nosotros.
Eduardo Alberola
Querido amigo Angel,vaya palo que he recibido esta mañana cuando he visto la pagina IP. Era la primera vez desde el verano que entraba a ver que noticias habían . Me he quedado de piedra,no lo esperaba.
Te voy a echar de menos,pero desde luego donde de verdad lo van a notar es en la sede.Va a faltar algo importante como tu presencia, que con tus ocurrencias llenaba de humanidad y compañerismo esa sede normalmente con poco ambiente.
No te cuento la falta que notará el amigo Paco.
Se que si hay Cielo allí estarás.Pues desde ese rincón dale la vara a San Pedro para que el tal «Fernandez» y sus secuaces no se salgan con la suya.
Un fuerte abrazo y mi mas sentido pésame a toda tu familia.
Juan Gómez Fernandez-Cuesta
Nos ha dejado un porteño íntegro y cabal como hay pocos, un hombre afable, entrañable e irrepetible, con una sabiduría natural que los años habían conseguido engrandecer. Ha sido un compañero y un referente en Iniciativa, y un ejemplo para los más jóvenes. Con pocos como él nuestro Puerto sería otro bien distinto, libre y dueño de su destino. Hemos perdido un AMIGO, nos ha dejado Angel Vallés.
Descanse en paz.
Sergio Paz