¿Por dónde se va al Horno Alto? (por Manoj Espinós)

Buceando por internet descubrí una interesante página sobre patrimonio industrial, la de la Fundación de la Comunidad Valenciana de Patrimonio Industrial de Sagunto. Siempre me han interesado estos temas, pues desde niño he vivido inmerso en la cultura industrial, en la que desde hacía varias generaciones trabajaba y desarrollaba su existencia mi familia. Saliendo de los tópicos de sol y playa que siempre acompañan al turista por tierras valencianas, decidimos acercarnos a conocer los restos de la antigua siderúrgica mediterránea, pues nos parecía una interesante oferta de ocio lejos de las convencionales visitas a museos tradicionales o castillos, que podemos encontrar por doquier en nuestra “piel de toro”.

            La primera sorpresa surgió al aterrizar en Sagunto y buscar los restos siderúrgicos; primer fracaso. Todo eran indicadores de Teatro Romano, Castillo, Circo, etc., pero nada de un Horno Alto. Cuando por fin nos decidimos a preguntar nos dijeron que teníamos que bajar hasta el barrio de El Puerto, que era allí donde se desarrolló la siderúrgica y en donde se encuentra ese… Horno Alto.  Hasta de cuatro formas distintas encontré escrito el topónimo, como Puerto de Sagunto, puerto de Sagunto, Port de Sagunt y el desconcertante Pto. de Sagunto en los pocos kilómetros que separan una población de otra.

Y al llegar allí vino la 2ª sorpresa, pues no era un barrio como me habían indicado, sino una ciudad en toda regla, bastante más grande que el Sagunto que había dejado.

            Una vez en Puerto de Sagunto, 3ª sorpresa, busqué algún indicador que pusiera Alto Horno, pero nada de nada. Así que otra vez a preguntar. Tropezamos con un señor muy amable que nos dijo que él había trabajado allí, incluso se ofreció a acompañarnos hasta sus proximidades, pues la falta de señalización hacía difícil llegar hasta lo que más tarde comprendí que se trataba de un auténtico monumento y símbolo para toda una población.

            Una vez allí, me sorprendió gratamente la majestuosidad y extraña belleza del Horno; aunque siempre he estado familiarizado con estas grandes estructuras industriales, lo acertado de su rehabilitación (sabia por la web lo del premio en Europa Nostra) realzaba más si cabe su  grandeza. La visita fue interesante, comenzó como casi todas estas cosas con un vídeo de presentación, falto de contenido, pero complementado con las explicaciones de los amables guías; seguimos viendo los cimientos del Horno y su sistema de recogida de aguas de refrigeración, las tolvas de mineral allí estacionadas y como plato fuerte accedimos al interior del crisol, algo que realmente impresiona. Siguió la visita subiendo dos niveles más, en donde se nos explicó como funcionaba el sistema de refrigeración, y aquí acabó todo.

Sinceramente me quedé algo decepcionado pues esperaba subir hasta los pisos superiores, que según referencias son los más interesantes, como es la plataforma del tragante o el puente grúa, además que a esa altura podía hacerme una mejor idea del espacio geográfico que visitábamos y la verdadera dimensión que ocupó en su día la siderúrgica.

Me explicaron los de la Fundación que todavía están esperando las correspondientes licencias para poder llevar las visitas a estas zonas y que por otra parte, tampoco está instalado el ascensor que daría accesibilidad a lo alto del Horno, que estaban esperando la contestación del ayuntamiento de Sagunto. Esto también fue otra sorpresa, la 4ª, pues no creía que un pueblo tan grande dependiera administrativamente del más pequeño.

En fin, después de mis varias sorpresas, tenía un cierto sentimiento de decepción, pues nos fuimos con la sensación de haber realizado una visita muy interesante, pero a medias, en un municipio en el que parece que todo está al revés.

                                                                                     Atentamente:

                                                                                      Manoj Espinós

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