Adiós al OVNI – Eduardo Márquez (Presidente de IP)

Todavía recuerdo como si fuera ayer cuando mi padre me llevó a ver mi primer partido del BM Puerto Sagunto. Si no recuerdo mal fue en abril de 2010 y contra BM Guadalajara, un pabellón que en aquel partido se quedó más que pequeño y que sirvió para volver, aunque de manera virtual, a la máxima competición del balonmano español, algo que se certificó algunas semanas después en Barakaldo.

Sin saberlo, ese niño de apenas 13 años, junto a sus amigos, se hizo socio del club a su vuelta a la elite y con una inmensa alegría iba cada dos fines de semana a disfrutar de una nueva pasión hacia un nuevo deporte, que apenas veía por televisión cuando se jugaba el Europeo o el Mundial pero que a partir de ese partido, y de ese ascenso, quedó encantado de un deporte llamado balonmano.

Desde ese año me mantengo como socio y he podido vivir grandes tardes, gestas increíbles y momentos amargos. Por supuesto, se han vivido descensos que han hecho unirse todavía más a la afición pero con la imagen con la que me quedo es la de ver el pabellón lleno siempre que el Puerto juega en su casa, será raro no volver a subir al OVNI pero es ley de vida y pese a que sea triste toca cambiar de casa, donde espero que sigamos viviendo nuevas alegrías.

Todavía recuerdo una de mis mayores alegrías deportivas en ese pabellón. Fue en 2013 y ni siquiera ganamos ese partido, fue ante Ademar León y con un empate “in extremis” conseguimos clasificarnos para la Final Four de la Copa del Rey y codearnos con los mejores equipos. Qué bonito fue.

Como ven el OVNI tiene mucha historia detrás, vivencias que quedarán para siempre en nuestra memoria y que bonito ha sido dejarlo estando precisamente en ASOBAL, con los mejores porque la afición hacia que fuera una caldera, que disfrutábamos como nadie cuando las cosas iban bien y apoyábamos como el que más cuando las cosas se torcían, estos años han servido para ver que el Balonmano Puerto Sagunto nunca caminará solo porque siempre va a tener a su fiel afición detrás.

Deseo que el nuevo pabellón tenga el mismo efecto de caldera y que nos deje a lo largo de los años muy buenos recuerdos. También animo a la ciudadanía a acercarse a ver los partidos, a ver un deporte que merece más apoyo y reconocimiento, que está cargado de emociones, un deporte que me encantó cuando mi padre me llevó por primera vez al pabellón.

Por supuesto que no será lo mismo, que nos tendremos que acostumbrar a no subir con el coche, al principio no sabremos porque puerta tendremos que entrar, o en qué zona nos sentaremos. En definitiva, será raro. Solo deseo que el nuevo pabellón nos de las mismas alegrías a nivel deportivo y que pueda volver 13 años después para recordar y narrar las nuevas vivencias, que seguro que son igual de positivas.

Adiós OVNI, gracias por todo.

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