ESPIGONES EN LA PLAYA – Sergio Paz (Concejal de IP)

____

  En las últimas semanas la prensa ha recogido el malestar vecinal ante el deterioro que sufren las playas del norte del municipio de Sagunto, en especial las de la Malvarrosa y Corinto, donde la grava se ha ido apoderando de la arena. Ciertamente nunca han sido unas playas de fina arena, sino una mezcla de esta y grava en una adecuada proporción que las hacían atractivas para el baño; hoy en día la falta de llegada de sedimentos arenosos ha acentuado su carácter gravoso.

     Los vecinos de la zona están que trinan, y no les falta razón, con la última actuación de Costas que está extrayendo grava de estas playas y llevándola a Almenara para reparar los últimos daños de los temporales. Exigen playas accesibles, quieren salvar la playa.

    Son los parches de siempre que no solucionan el problema, tan sólo “acallan quejas y limpian conciencias”.

    En no pocas ocasiones se han achacado los problemas de la zona al puerto de Burriana, que teóricamente interrumpe el tránsito de arena desde el norte hasta el sur (corriente dominante). Sin embargo, esta infraestructura no ha crecido desde hace décadas. Lo que sí que ha proliferado como setas son los espigones en las playas. ¿Saben cuántos hay entre Almardà y el puerto de Burriana? Nada más y nada menos que 38, de las cuales 32 son espigones perpendiculares a la costa, 4 exentos en paralelo o 2 corresponden a golas de desagües de marjales.

      No es ni mucho menos la única zona machacada con espigones; desde El Puerto Sagunto hasta Valencia hay 29, que se reparten en 18 desde Puçol a Puebla de Farnals, 8 desde aquí hasta Port Saplaya y 2 más hasta la playa de la Malvarrosa en Valencia, playa esta última, que a pesar de la apariencia está en lenta regresión.

     Una auténtica barbaridad medioambiental, económica y social.

     Aquí cada vez que un alcalde tiene influencia política, y la presión urbanística o vecinal reclama su playa con arena fina, le encasquetan un espigón, que a veces han rellenado con arena transportada desde otras playas o dragada de algún puerto o escollera o incluso con arena artificial, que ha durado lo que ha durado el verano. Sin tener en cuenta las consecuencias que estas actuaciones acarrean al sur de estas construcciones, que no son otras que falta de sedimentación, regresión y erosión. Luego vienen los temporales y adiós muy buenas. Y otra vez a volver empezar con el costosísimo e insostenible transporte de arena. Ejemplos sobran y si no miren lo pasado en Nules o Puzol.

     Lo suyo sería contemplar el problema desde una perspectiva geográfica amplia que no se ciña únicamente al litoral. Buena parte de los sedimentos arenosos que no lleguen a nuestras playas se encuentran tierra adentro, retenidos en los innumerables presas o pantanos que jalonan nuestra geografía. Existen estudios serios que plantean el dragado de los mismos y liberar los sedimentos acumulados a través de los cauces, para que de forma natural lleguen hasta litoral y realimentar las playas. Aplicado esto en la cuenca del Ebro evitaría los problemas de regresión su delta, mejorando también las playas más al sur. Incluso algunos expertos consideran que tan sólo el dragado del Mijares solucionaría buena parte de los problemas de las playas del sur de Castellón y norte de Valencia.

      Pero claro, en este reino de taifas donde cada autonomía y cada municipio no ven más allá de sus límites políticos, es difícil, casi imposible plantear soluciones globales a largo plazo y medioambientalmente sostenibles.

      Mientras tanto iremos «robándonos» unos a otros la escasa y preciada arena, creando en el norte los problemas del sur.

 

Sergio Paz Compañ

Concejal en el ayuntamiento de Sagunto por imperativo legal

Facebook
Twitter
LinkedIn

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *