CUESTIÓN DE SENTIMIENTOS – Manuel González (Portavoz de IP)

 

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Durante los casi nueve años que llevo como concejal de Iniciativa Porteña, antes Segregación Porteña, y todos los que he sido miembro de las Juntas vecinales, afiliado, simpatizante o votante del segregacionismo porteño, he ido aprendiendo junto a otros miles de ciudadanos que compartimos el mismo pensamiento, a sobrevivir ante las amenazas y obstáculos a los que nos tenemos que enfrentar para mantener viva la llama de la segregación de El Puerto.

  Las leyes indican que para poder obtener la ansiada autonomía municipal, es necesario cumplir una serie de condiciones y trámites. Y nuestro empeño ha sido cumplirlos, trabajando ciegamente en ello, demostrando que El Puerto quería y cumplía esas condiciones, pero la realidad, la tozuda realidad es que esta cuestión es meramente política. Por ello, hemos sufrido varios reveses a través de las instituciones municipal y autonómica, a través de los tribunales y,  sin embargo, la llama de la segregación sigue viva.

  Observo como hay personas, que yo denominaría la “nobleza” porteña, aquellos que ocupan cargos en movimientos asociativos, de comerciantes, o culturales, que en definitiva “representan” a diferentes colectivos, que en muchos casos no ocultan sus simpatías a la causa, pero cuando de verdad tienen que poner la cartas boca arriba, funcionan de manera servil hacia el poder que emana de ese Ayuntamiento. Es así de cruel para Iniciativa Porteña. Nos rompemos los cuernos defendiendo cuestiones que entendemos son beneficiosas para El Puerto, contamos con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos de nuestro pueblo, pero a la hora de la verdad, vemos como en Sagunto su “nobleza” funciona como una piña, y aquí en El Puerto, los nuestros miran hacia otro lado aún sabiendo que nos están chuleando de manera descarada.

  Vemos como en algunas mesas de decisión, a la hora de votar, los de Sagunto y algún porteño en busca de favores o por servilismo a sus colores políticos, votan en bloque, el resto se abstienen y, en todo caso, puede que alguno de los de aquí abajo rompa la normalidad instaurada, aunque eso le cuesta que el resto de nobles lo llamen “segregacionista”, y claro antes de que se de esa situación, mejor acomodarse a lo marcado por el poder.

  Ayer estuve viendo una de mis películas favoritas, “Braveheart”. En la batalla decisiva, los nobles escoceses aliados de William Wallace, deciden abandonarlo a su suerte. La mirada de Braveheart lo dice todo, después de dejar su vida por una causa que la mayoría de su pueblo siente como propia, se ve abandonado por aquellos que tienen el poder para cambiar las cosas. Aquí en ocasiones pasan cosas parecidas, salvando las distancias claro. Cuando en el campo de batalla hay que dar la cara, vemos aflorar la pantomima y los gritos de viva el rey hacia quienes ostentan el poder en el Ayuntamiento. Personalmente sufro cuando veo a determinadas personas que hacen su papel de peloteo y cariño, hacia políticos de los que hace cuatro días hablaban pestes, pero claro, es la condición humana.

  Y es que el segregacionismo es una cuestión de sentimientos. Por eso hoy hablo de lo que siento, de lo que quiero, de mis ideas. Y lo hago con el corazón, algo que hecho de menos en determinados individuos. Afortunadamente, son muchos los que quieren a nuestro Puerto. Son muchos los que mantienen su integridad ante las dificultades y son todos ellos, los que sostienen en pie y desafiante a Iniciativa Porteña. Por aquellos que promovieron el primer intento de segregación en 1927, por los compañeros que lo volvieron a intentar en el 1937, por quienes mantuvieron la llama en 1954 y por aquellos que hicieron resurgir el segregacionismo en 1995, continuamos con la lucha. Aquí estamos y vamos a por todas.

 

Atentamente:

                                               Manuel González Sánchez

                                               Luchando por lo que creo y por quienes quiero.

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