En estas fechas veraniegas asistimos a una nueva edición  de las fiestas patronales, unas fiestas que nos han vendido como las del cambio. Y es que la presión ciudadana cuya bandera enarboló la plataforma “Por otro tipo de fiestas” ha forzado algunas tímidas modificaciones en nuestras fiestas. La más importante sin duda es de las carpas instaladas junto al llamado recinto ferial, pasa a gestionarlo directamente el ayuntamiento y no la Comisión de Fiestas; al menos este dinero “oscuro”, quedará bastante más claro. También parece que ha mejorado la calidad de los espectáculos y en menor medida su diversidad y distribución espacial en el casco urbano. En un año preelectoral como este había que hacer algún guiño a los votantes para dejarlos contentos.

   Pero desde luego, lo que nos produce más enojo y vergüenza ajena, es comprobar como los dirigentes de la Federación de Peñas imputados por agresión a dos concejales de Iniciativa Porteña, siguen un año más al frente realizando las fiestas y gestionando nada más ni nada menos que los 90.000€ de todos los ciudadanos con que el ayuntamiento les ayuda a realizar las fiestas; por cierto exactamente la misma cantidad que en Sagunto, a pesar de realizar los actos en julio (que es más barato) y ser la mitad de población. 

   En su día el señor Delegado de Fiestas nos dijo que ante una denuncia por agresión, por grave que fuera, había que esperar a un pronunciamiento judicial. Sin embargo el máximo dirigente del PP y President de la Generalitat, Alberto Fabra, estableció una línea roja que ningún político acusado de corrupción  debiera sobrepasar, la de la imputación. Suponemos que esta regla de honor también debería aplicarse no sólo a políticos, sino a aquellos ciudadanos que gestionan dinero público, como es el caso.  

   Pues bien, aquí en este ayuntamiento tan proclive a condenar y afear conductas presuntamente delictivas acaecidas lejos de nuestro ámbito municipal –se ha llegado a pedir en un Pleno la dimisión de Obama- los políticos convencionales se tapan la nariz y se reúnen y negocian con imputados por agresión, para ver como organizamos las fiestas de este año, sobrepasando esa línea roja que jamás deberían haber cruzado. Y se hacen fotos con aparente alegría junto a los mismos, como si aquí no hubiera ocurrido nada. Mientras los agredidos hemos de apartarnos para no salir salpicados en algo que nos produce náuseas. Desde luego esto es sin duda el mundo al revés. INTOLERABLE.