MANIFIESTO LEÍDO EN LA CONCENTRACIÓN
Hace treinta y dos años, este Horno Alto hizo su última colada. Y con él la «Fábrica» enmudeció para siempre, pasando a la historia la producción de acero en El Puerto y en la Comunidad Valenciana.
Comenzó entonces una triste etapa de desmantelamiento de la siderúrgica integral que borró del mapa casi todas sus instalaciones. La dinamita acabó con las naves, las chimeneas, las diversas instalaciones y dos de sus tres Hornos Altos, tan sólo el Nº 2 sobrevivió, pero no íntegramente. Se quiso eliminar una empresa y con ella borrar la memoria e identidad de un pueblo.
Pero algunas cosas se salvaron aparte de este Horno, exponente histórico y cultural de primer orden, como fueron las Naves de Talleres Generales, la Nave de Efectos y Repuestos (que espera sine die su museo), el Taller Eléctrico o El Pantalán; además de la obra civil y religiosa que las empresas minero-siderúrgicas levantaron durante 80 años en El Puerto, como el Barrio Obrero, el Sanatorio, el Recinto de la Gerencia con sus chalets, Oficinas, Economato y la propia Casa Gerencia, conjuntamente con varios centros educativos y la iglesia de Begoña. Además también está el importantísimo legado documental y fotográfico. Y por su puesto algo que jamás podrán destruir, nuestra memoria.
Pues bien todo este legado constituye nuestro Patrimonio Industrial, Patrimonio que 30 años después sigue sin rehabilitar y poner en valor como merece.
La Nave de Talleres cerrada a cal y canto, después de una inversión millonaria; los chalets de la Gerencia y El Economato se nos caen a trozos, aunque afortunadamente conseguimos su titularidad pública. Y el Horno Alto, completamente rehabilitado, con un ascensor no operativo por cuestiones burocráticas, acaba de cerrar de nuevo sus puertas. Cerrado porque la Fundación que lo gestiona sin ánimo de lucro, está asfixiada económicamente, sin tan siquiera recursos para hacer frente a sus obligaciones fiscales porque los patronos llevan dos años sin pagar. Y al frente, presidiendo esta Fundación la Conselleria de Cultura, y con otro patrono el Ayuntamiento de Sagunto, que por razones obvias no puede ser un miembro más. Ninguno de los dos ha pagado ni el año pasado ni éste.
¿Cómo se quiere mantener y potenciar el Patrimonio Industrial si las administraciones implicadas no ponen recursos? ¿Es esta la mejor manera de potenciar nuestro atractivo turismo?
La pasividad, al abandono y la desidia presiden el mundo del Patrimonio Industrial en nuestro pueblo, en una más que manifiesta falta de voluntad política, ante la cual sus ciudadanos ya comienzan a estar hartos de tanta indolencia.
Nuestro Patrimonio Industrial es nuestra historia e identidad, sin él no podemos reconocer quien somos. Nuestro Patrimonio Industrial no se merece este trato.
Desde aquí exigimos la reapertura inmediata y definitiva del Horno Alto, y una apuesta decidida, comprometida y real por el Patrimonio Industrial en reconocimiento y homenaje a cuantos lo hicieron posible y como legado a nuestros descendientes.