El penúltimo día del año 2015 no pasará a la historia por el buen hacer del gobierno tripartito en este municipio dual de Sagunto. Este día se celebró el Pleno ordinario de diciembre, que contaba como punto estrella los presupuestos del ejercicio 2016. Tras un intenso debate, la mayoría de los concejales representantes de los ciudadanos con sus respectivas formaciones políticas, decidieron dejar sobre la mesa los presupuestos, para así poderlos tratar en posteriores plenos. Una hora más tarde, unilateralmente y de manera caciquil la Junta de Gobierno Local los aprobaba “pasándose por el forro” el anterior acuerdo plenario.
Para ello hicieron uso de una ley que permite estos atropellos, una ley que sacó la pasada legislatura el PP y que tanto Izquierda Unida como Compromís tiene recurrida ante el Tribunal Constitucional; y a buen seguro Podemos, también repudia. Es decir, no quiero ni creo en una ley injusta pero la utilizo para mi conveniencia, toda una demostración de cinismo político.
Si ya durante la atolondrada tramitación del expediente de presupuestos, no dieron lugar a ninguna aportación o sugerencia por parte de la oposición o ciudadanía, saltándose a la torera la tan cacareada participación, esta forma de aprobarlos sin tener en cuenta la mayoría clama al cielo.
Cuesta creerlo pero así ha sido, a pasar de las advertencias de la portavoz de Compromís durante el debate plenario quien dijo: «los presupuestos municipales se van a aprobar hoy por las buenas o por las malas». Lo que no se atrevió a utilizar el anterior gobierno municipal del PP, lo saca a la luz el tripartito de progreso, participación y transparencia.
Ha sido todo un golpe a la democracia al más puro estilo chavista. Para ello no dudan en esgrimir argumentos populistas como el de los presupuestos más sociales de la última década o la necesidad de ordenar financieramente el ayuntamiento, aunque que para ello tengan de hincharlos artificialmente.
Sinceramente de Compromís ya nos esperábamos algo así, pues el estilo prepotente y soberbio de su líder le impide llevar a acuerdos o consensos con la oposición, aunque debiera, pues preside un gobierno en minoría. Los que «defraudan» son ADN Morvedre (marca blanca de Podemos) que no parece ser precisamente el partido de la regeneración política, e Izquierda Unida, que vuelve a cometer los errores del anterior y nefasto tripartito de progreso. Más bien ambos son meros títeres en manos del actual alcalde.
¿Es esta la democracia participativa de la que hablaban estos partidos en sus programas electorales? Más bien parece una dictadura sutil y demagógica, un auténtico atropello y abuso de poder.
Sergio Paz Compañ
Concejal Grupo Municipal Iniciativa Porteña
