Moción de Iniciativa Porteña: Eliminación progresiva de los pasos de peatones elevados

Desde hace algunos años, nuestras calles se han llenado de reductores de velocidad, coloquialmente conocidos como pasos de peatones elevados, badenes o “guardias tumbados”. Estos elementos tienen o tenían como finalidad disminuir la velocidad de los vehículos motorizados y aumentar la seguridad vial de los peatones.

De hecho, se han utilizado masivamente en muchos municipios de una manera que podríamos calificar como abusiva, concebidos por muchos alcaldes como la solución a los problemas del exceso de velocidad en sus municipios. El abuso en la instalación de estos reductores de velocidad, la falta de planificación de sus ubicaciones idóneas y la ausencia durante años de criterios y normalización en sus dimensiones y ejecución, han provocado otros inconvenientes no menores que los beneficios que se pretendían obtener:

  • Problemas de congestión de tráfico en arterias principales.
  • Reducción de  la eficacia de la red viaria, al aumentar el tiempo de desplazamiento de todos los vehículos.
  • Desvío del tráfico a otras vías exentas de estos reductores.
  • Ruido en el entorno, especialmente al paso de vehículos de reparto y autobuses.
  • Problemas de paso para los vehículos de urgencias (ambulancias y bomberos).
  • Incomodidad de los pasajeros.
  • Castigo innecesarios a la mayoría de los conductores que cumplen las normas de circulación.
  • Problemas de accesibilidad a los peatones de movilidad reducida al cruzar estos pasos.
  • Riesgo de caída para los ciclistas y motoristas.

Para evitar estos inconvenientes, el Ministerio de Fomento aprobó la Instrucción técnica que normalizaba el diseño y ejecución de los reductores de velocidad, y que es de obligado cumplimiento en las travesías urbanas de la red de carreteras. Esta establece que los reductores de velocidad serán “una plataforma trapezoidal de 10 centímetros de altura como máximo, construida en hormigón o material asfáltico, con un máximo de 4 metros de largo y unas rampas de subida y bajada de entre 1 y 2,5 metros, dependiendo del límite de velocidad existente: 1 metro para límites de 30 Km.; 1,5 m. para 40 Km. y 2,5 m. para velocidades de 50 Km.

Como vemos esta normativa pasaría a ser una recomendación para los ayuntamientos que los instalen o tengan instalados, para que sigan los criterios de diseño y ejecución recogidos en la Instrucción, y que prácticamente no se cumple en ninguno de los pasos elevados que tenemos en el municipio.

Esto ha convertido a un buen número de los reductores de velocidad diseñados en nuestras calles y avenidas, en ineficaces, ruidosos e incómodos.

Tenemos no obstante alternativas a estos pasos elevados como por ejemplo son las bandas trasversales de alerta, que al actuar como señales acústicas y vibradoras, alertan al conductor y consiguen el efecto deseado de reducción de velocidad, sin los inconvenientes antes señalados, aunque también producen un efecto acústico indeseado.

Desde Iniciativa Porteña creemos que ha llegado el momento que el Ayuntamiento se ajuste a la normativa vigente y adapte o elimine los reductores de velocidad.

   Por ello, elevamos la siguiente propuesta al Pleno de la Corporación:

Que el ayuntamiento elimine de manera progresiva todos los pasos elevados de peatones que no se adapten a la normativa de tráfico en vigor.

 2º Que de estimar oportuno los servicios técnicos del Ayuntamiento los reemplacen por otro tipo de reductores de velocidad menos agresivos con la circulación viaria.

 

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