La división del voto en Sagunt y la falta de victorias electorales por mayoría absoluta complican, desde hace más de 15 años, el gobierno municipal de la ciudad. La necesidad de pactos entre distintas formaciones ha provocado alianzas de todo tipo que sin embargo, ahora, casi un año después de últimas elecciones municipales, no acaban de cuajar. Por ello, el gobierno en minoría del PP que encabeza Alfredo Castelló ni tiene visos de ampliarse a todos -como ha vuelto a pedir el PSPV-, ni de peligrar, por más que esta semana se haya reabierto el debate sobre la estabilidad municipal; un debate que además, como ya ha ocurrido varias veces, se ha jugado fundamentalmente en la prensa y no en serio en los despachos.
La clave está en que, al tradicional mosaico de partidos, se le añaden fuertes distanciamientos que complican conformar una mayoría estable tanto con el PP como para una posible moción de censura, pues el tripartito que gobernó la ciudad hace dos mandatos necesitaría otro voto para poder gobernar y, además, EU ya ha rechazado esta opción.
La rotunda negativa del Bloc a cualquier pacto con Segregación Porteña «por tener un diferente modelo de ciudad» explica también que el popular Alfredo Castelló no vea amenazada permanentemente su vara de mando pues, por muchas ganas que le tienen algunos, sería necesario que los 4 ediles del Bloc y los 4 SP se unieran a los 5 del PSPV para poder lograr una alternativa.
La otra opción de SP y PSPV sería unirse a los tres ediles de EU, pero siempre que el Bloc apoyara la investidura. Sin embargo, EU ya ha dicho hace meses que no quiere experimentos y esta misma semana ha reiterado su negativa a pactar con partidos que «presumen de progresistas y luego aprueban recortes sociales y privatizaciones».
La reciente reactivación del debate sobre la estabilidad municipal ha venido dada por la nueva apuesta pública del PSPV municipal por un gobierno de concentración. Esta idea que el PP ya defendió tras las elecciones nunca ha gustado al Bloc por no querer de compañero de viaje a SP, ni a EU, por su frontal oposición a las políticas de los populares.
Aunque los antecesores del actual Bloc pactaron en 1997 con el PP, independientes y CDS la moción de censura que arrebató la alcaldía al socialista Manuel Girona, los nacionalistas rechazan ahora pactar con el PP a solas y lograr así un gobierno con mayoría. Únicamente estarían dispuestos a hacerlo si se suma también el PSPV, algo que han repetido estos días y que éste último ha vuelto a rechazar. «O vamos todos los partidos o que pacte el Bloc solo. Para eso no nos necesita», decía el socialista José Luis Chover.
Por más que la aritmética electoral también dejaba espacio a que el PP se apoyara en sus exsocios de gobierno de Segregación Porteña para lograr los 13 votos de la mayoría, los separatistas aún perfilan su discurso, después de los reveses oficiales y judiciales a sus expedientes de segregación, junto a las duras críticas hacia el PP que todo ello conllevó después de su expulsión del equipo de gobierno en 2010 por haber presentado informes municipales partidarios de la separación de núcleos que siempre ha rechazado el pleno.
Aún así, los separatistas lanzaron hace escasos días una oferta al PP, a través de Levante-EMV sobre la que el alcalde, de momento, no ha querido pronunciarse: Estarían dispuestos a sentarse a hablar de pacto si se traslada el ayuntamiento al Port o este núcleo se constituye como entidad local menor. «Queremos un gesto importante», resumía el portavoz de SP en la única puerta que ha quedado abierta poco antes de retomar la negociación sobre los presupuestos de 2012, que se prevé de nuevo dura, tras años en los que se funciona con las cuentas prorrogadas desde 2009.