Tal y como estaba previsto, a las 19:00 horas de ayer martes se celebró en el Centro Cívico de El Puerto la audiencia pública promovida por SP sobre las obras que Red Eléctrica de España está llevando a cabo en el pantalán para instalar un cable de 220.000 voltios a 60 metros escasos de la orilla.

En el acto, al que acudió numeroso público a pesar de las fechas en las que nos encontramos, llamó poderosamente la atención y fue muy comentada la ausencia de representantes de Bloc, IU y PSOE, que evitaron así el trago de tener que posicionarse y dejaron meridianamente claro que lo que pueda suceder en la playa de El Puerto les importa un comino. De hecho, su no comparecencia es una aprobación tácita al atropello que está sufriendo El Puerto por parte de REE y del Gobierno Central. Eso sí, cuando se trata de pedir el cubrimiento de las vías en el pueblo de al lado, lo que haga falta.

También fue llamativa la ausencia de representantes de REE, que en la mañana de ayer habían enviado un escueto comunicado a los grupos municipales diciendo: «(…) ese Ayuntamiento dispone de toda la información pertinente y, dado que ha tenido la oportunidad de participar a lo largo del proceso de cuantas autorizaciones y concesiones se han requerido en el proyecto, y así lo ha hecho, no resulta necesaria nuestra asistencia a la citada audiencia».

Precisamente el encuentro dio comienzo con la lectura de este comunicado, al que siguió la intervención de nuestro portavoz, Manuel González, quien explicó que la comparación con Tarifa o con Calvià, que han conseguido una indemnización proporcionalmente muy superior, ha enrarecido completamente las relaciones con REE, cuya actitud en el asunto del cable ha consistido básicamente en «ningunear a los porteños», expresión que se repitió un buen número de veces durante la audiencia. En este sentido, Manuel destacó que «no queremos ser más que otras poblaciones, pero tampoco menos». Y concluyó lamentando la ausencia de representantes de la empresa REE, con los que había mantenido un contacto telefónico ayer a mediodía, y la manifiesta cobardía de los grupos Bloc, IU y PSOE, que en este asunto han optado por escurrir el bulto sin dar la cara ni explicaciones de ningún tipo.

Abrió el turno de intervenciones del púbico Ramón García, asesor político de SP, quien, visiblemente indignado, denunció que «para proteger a la flora y a la fauna del sur del puerto, para evitar molestias a los patos, las nacras y los mejillones, prefieren pasar el cable por el barrio de la Marina», a lo que añadió: «Y encima se llevan la arena… En mi vida he visto mayor humillación».

También quiso hablar César Vera, presidente de Iniciativa Porteña, advirtiendo que la indemnización a Calvià, destino del cable eléctrico que pretenden instalar, ya se hizo efectiva hace año y medio (1.200.000 euros), mientras que El Puerto, que no obtiene absolutamente ningún beneficio de todo esto, continúa pendiente de una compensación digna. «Nuestra playa está amenazada por el cable y por los trasvases de arena; la han convertido en una batería eléctrica y una cantera», argumentó César. Y concluyó: «Ya va siendo hora de exigir».

Por su parte, Juan Gómez, vicepresidente de Iniciativa Porteña, lamentó que en este asunto no haya unanimidad de los grupos políticos y fuerzas sociales del municipio, como la ha habido con el tema del cubrimiento de las vías. Asimismo, quiso dejar claro que «REE no está hoy aquí porque evita responsabilizarse de los posibles problemas derivados de instalar un cable de 220.000 voltios a 60 metros de la orilla», actuación que no dudó en calificar de «atrocidad». De hecho, Juan insistió en que debe haber alguien, con nombre y apellidos, que se responsabilice de los posibles efectos perniciosos de una instalación de estas características, que podrían manifestarse sólo a largo plazo. Por último, quiso instar a las altas esferas municipales a «no llorar y, por el contrario, ver qué se puede hacer antes de enero», fecha en que comenzará la instalación efectiva del cable.

Intervino por último el abogado Eduardo Alberola, miembro de Iniciativa Porteña, quien dijo compartir la preocupación de todos los presentes por el ninguneo al que se está sometiendo a El Puerto, y alertó del riesgo de que, en caso de no paralizarse inmediatamente las obras, se llegue a una situación política «de hechos consu- mados». Vamos, que una vez tendido el cable, con el coste multimillonario que ello supone (sólo los dos barcos instaladores, únicos en el mundo, cuestan 300.000 euros por día de trabajo), a ver quién es el guapo que se atreve a dar marcha atrás. En este sentido, quiso conocer la situación exacta en que se encuentran ahora mismo las obras y hasta qué punto puede el Ayuntamiento obligar a REE a cumplir lo proyectado.

Destacar también la intervención de Vicente Madrid, conocido defensor de los derechos de los trabajadores de El Puerto, en la misma línea que la del resto de intervinientes.

En cuanto al PP, hay que decir que no se «mojaron» demasiado, limitando su discurso (ya de por sí limitado) a quejarse de lo malos malísimos que son los señores de REE y del Gobierno Central, y a un vacuo «vamos a seguir trabajando». Es cierto que REE y Gobierno tienen la sartén por el mango, que juegan con todas las cartas y que su actitud en las cuestiones que afectan a nuestra playa es cuanto menos prepotente, pero resulta intolerable que la máxima autoridad municipal se ponga la venda antes de recibir la herida, como está haciendo en este caso. La sensación transmitida por Castelló fue en todo momento de derrotismo, diciendo que «la negociación está muy difícil» y mostrándose más preocupado en negar, hasta en tres ocasiones, la peligrosidad de los cables (porque lo dicen no sé cuántos estudios que ignoran, todos ellos, los efectos a largo plazo) que de luchar por que se aleje esta instalación tan polémica de la zona de baño, que es lo que le están demandando los porteños. Ojalá no tengamos que lamentar algún día la pasividad de este alcalde, que está claro que en este asunto, como en otros de El Puerto, prefiere hacerse el sueco.

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